Al ver esta fotografía recuerdo aquellos años en los que empecé a jugar a fútbol, claro que, antes no había estos campos, estos balones….., pero lo que no cambia es la ilusión con la que chavales de esta edad afrontan los partidos cada fin de semana. Hace poco escuché que los chavales a esta edad están sometidos a una alta presión por parte de sus padres. Quieren que sus hijos lleguen a lo más alto y son capaces de motivarles con regalos y dinero, lo cual me parece algo increíble. Recuerdo que cuando yo tenía esta edad, no necesitaba ninguna motivación externa, ya me motivaba yo solito, y al final te das cuenta que el deporte te ayuda a relacionarte con otras personas, haces amistades, te enseña a competir y te mantiene en forma.
Estas sensaciones son efectivas hasta que un día te toca diferenciar, oficio o afición. Muy pocos llegan a tener el deporte como oficio, y al resto, no les queda otra que seguir haciendo deporte por afición y seguir sintiendo esas sensaciones que tuvieron mientras no tenían otras obligaciones. Eso si, el haber disfrutado y aprendido de todo aquello, no se lo quita nadie.